FRENTE A MÍ
Frente a mí.
Como un espectro de colores,
se abre el mundo.
Perfecto el laberinto para andar los caminos.
Tan solo uno conduce a la verdad.
Los arbustos se mezclan con las flores
empañan su belleza natural.
Las calas se estiran hacia el cielo y
las no me olvides cabecean entre ellas,
resignadas del aire que respiran.
El viento sacude los rosales y
ellos se defienden cual soldados
ostentosos de armadura, sus espinas.
Frente a mí.
La gente pasa, no se miran, ni rozan
solo resisten la embestida feroz
y perversa del tiempo.
Aclaman ideales que se abortan,
pues desgastan el corazón,
en el intento.
La monstruosa ciudad devora
el anhelo del hombre, lo margina.
Y a una eterna soledad, como castigo,
lo sentencia y lo abandona
sin aviso.
Frente a mi,
tu seductora imagen, que juega con las armas
antiguas del amor,
y me cautiva.
Frente a mí,
La tentación, la vida.
SILVIA NOEMI FABIANI
lunes, 23 de marzo de 2009
viernes, 13 de marzo de 2009
NO ME DIGAN COMO VIVIR
No me digan como debo vivir.
Yo se de las mentiras piadosas,
las ilusiones rotas y la espera interminable.
De ese amor imposible que me corroe el alma
y no deja espacio para la cordura.
Los días se cuelgan de mis hombros,
con el peso del hastío.
La soledad me abraza.
El desamparo se hace carne.
Solo el violín lejano que ejecuta,
la canción de tu desidia, me acompaña.
No me digan como debo vivir,
si el pensamiento escapa de su cauce
y lo cautiva el laberinto sin salida.
Mis labios adormidos, ya no saben de besos,
aunque entre sueños se prendan como rosas
en mi boca.
No me digan como debo vivir,
sin tu presencia y el llanto
que se ahoga en mi garganta.
Solo me alienta el brillo de tus ojos,
en el dorado mundo de mi fantasía
No me digan como debo vivir.
Yo se de las mentiras piadosas,
las ilusiones rotas y la espera interminable.
De ese amor imposible que me corroe el alma
y no deja espacio para la cordura.
Los días se cuelgan de mis hombros,
con el peso del hastío.
La soledad me abraza.
El desamparo se hace carne.
Solo el violín lejano que ejecuta,
la canción de tu desidia, me acompaña.
No me digan como debo vivir,
si el pensamiento escapa de su cauce
y lo cautiva el laberinto sin salida.
Mis labios adormidos, ya no saben de besos,
aunque entre sueños se prendan como rosas
en mi boca.
No me digan como debo vivir,
sin tu presencia y el llanto
que se ahoga en mi garganta.
Solo me alienta el brillo de tus ojos,
en el dorado mundo de mi fantasía
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