martes, 12 de agosto de 2008

Gritos
Los gritos se escuchan en la noche quieta
nadie ve las sombras, nadie sabe donde.
El sueño macabro terminó en escombros,
solo dejó huellas, ni olvido, ni llanto.
Cántico de duendes,
el sol acaricia lo s rubios trigales,
el pájaro sueña con vagar errante. SYLVIE
CABRIOLAS


Briggitte tomó la bruñida y brillante brida. Cabalgó por los campos de cardos. Haciendo cabriolas por los caminos campestres, campeó las tormentas y peleó con los cabrales cretinos que canturreaban canciones cavernícolas.
Calumniada castigó con su castiza castidad a todos los callados caballeros que corrían detrás de su cantábrica figura.
Cándida pero cansada, caducó ante el cadavérico casquete que cubría el rostro casquivano del enemigo corroído.
Subió a la carreta y corrió como castor en los corrales, corcoveando cual corcho en el charco de chauchas color chocolate, perdiéndose entre los ranchos raídos de ese pueblo perdido. SYLVIE




INCOGNITA

Me pones de cabeza.
A veces quisiera estrecharte fuerte
y soltarte al abismo, seguir caminando.
No girar siquiera para verte caer.
No se lo que me inspiras, es decir
¡Si que lo se¡ me pregunto si existes
o tan solo la imagen se forjó
entre mis sueños.
Deshacer tu cuerpo con mis manos
de a poco,
como si comiera pan caliente
deleitarme con tus partes cual festín
en Gomorra.
Tus ojos quedaran para mirarme
esos que persiguen mis noches, sin parpadear.
Aunque me quede sola, aprendí la lección,
El viento ama a la tierra, le esparce las semillas
Y renace en la caricia del sol,
sumisa y fértil.
Ni siquiera se lo que te inspiro,
y el reloj de la vida se agiliza
La luna se mira en el espejo del agua cristalina.
El grillo le canta en cada noche,
su canción pasional, pero ella ignora.
El calvario de amarte, me subyuga,
y despierta el desenfreno de mi alma.
Cobijarme en tu pecho, respirar de tu aliento.
Me pones de cabeza,
Mi corazón se entibia y el anhelo se pierde
en un lecho de orquídeas
y a mi lado, nada mas que tu sombra. SILVYE