lunes, 19 de octubre de 2009

LA FIESTA

En el centro del vacío hay una fiesta,
Dijo un autor, ilusionado.
Allí los poetas entonan
con su mágica lira,
melodías de amor.
Lanzan al viento palabras
como danzarinas aves,
que surcan el espacio sin temor.
Y en cada amanecer se juntan con el sol
Esplendido milagro de la vida.
Acontece
Natural y espontáneo.
El lucero ilumina
el baile alborozado y
las estrellas parpadean en eterno coqueteo.
La luna se mece entre las nubes
Y el beso de tu boca que flotando en el aire
Adorna el firmamento con su matiz dorado. SYLVIE

VIOLENCIA

Hacia veinte minutos que estaba en ese colectivo, si bien tenía el asiento que daba a la ventanilla, Carmen no soportaba la forma violenta en que el chofer conducía. Era como si no tuviera consciencia de que había personas y no cosas en el mismo.
Estaciono bruscamente ante un paso a nivel, Carmen giro la cabeza y pudo ver una camioneta que transportaba una maquina con tablas de acero en forma rectangular de casi tres metros de alto. Su pensamiento se traslado a Francia, época medieval, tiempo en que la guillotina era el castigo máximo
para brujas, delincuentes, asesinos y todo aquel que fuese considerado culpable de algún delito extremo. Asocio ese aparato al método cruel y sanguinario que tan bien conocía por ser docente en historia universal
Pensó en las injusticias y en el exiguo valor que se le daba a vida del hombre.
Se imagino al verdugo, vestido de negro, con el rostro cubierto casi en su totalidad por un gran antifaz que solo dejaba ver sus ojos inexpresivos y fríos. Era su trabajo y el lo realizaba sin que un solo músculo se le opusiera.
Sentía placer cuando observaba la sangre chorreando de la cabeza cercenada sobre la plataforma tétrica y horrenda construida para la pena capital.
El sacudon del colectivo al arrancar le hizo tomar conciencia del aquí y el ahora.
El hombre no había mejorado mucho en cuanto a su agresividad, solo el estilo había cambiado.
El vehiculo, motivo de su atracción también había acelerado y se alejaba presuroso por llegar a destino.
Carmen, sintió deseos de recriminar al conductor por la falta de responsabilidad, pero desistió de la idea pues lo único que obtendría seria
una desagradable contestación.
La Historia y la actualidad no habían podido cortar aun el cordón que los mantenía unidos en relación al hombre, el primitivismo. SYLVIE