El fluído resbala sobre la tibia espalda en exótica caricia. Se asemeja a un río rebelde e impetuoso que cabalga travieso por el surco.
La magnitud del agua se apropia del espacio,embriagante elixir que exige sumisión y a cambio de la entrega convoca al placer misterioso de la piel.
Simulacro de purgación interior que desempaña el cristal por un momento.
El mágico caudal nos embeleza.Se detiene el tiempo.
Acordes de música que triunfante en su afán se aleja presurosa por el estrecho conducto de una sombría alcantarilla.
Sylvie
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