cómplices del silencio.
Nadie sabe.
Detrás de las paredes el dolor,
sólo hay quejidos.
El verdugo y el mártir
frente a frente,
en miradas heladas se consumen.
El horror se cansa de callar,
y comienza a gritar alucinado,
en la voz de los muertos flagelados.
Lluvia de atardecer sobre las tumbas
la tierra hospitalaria los cobija
yacen fríos,
sin estrella , sin cruz y sin amparo,
Nadie sabe.
Syilvie
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