viernes, 22 de febrero de 2008

CUENTOS CORTOS

EL DICTADOR


El dictador sonrió .Su perversión le causaba un gozo interior . Al teólogo lo conocía muy bien.
Habían jugado algunos partidos de ajedrez cuando adolescentes. Después tomaron rumbos diferentes. Y se convirtieron en enemigos acérrimos. Nunca tomó represalias contra él. Aunque le sobraban razones, sentía un cierto respeto a sus conocimientos y poderío intelectual. Por eso, en ese encuentro casual, no contestó
cuando Abil laja le gritó desde su caballo “Cuando muere un tirano, nace un ángel”. Y así será.
Siguió por años con su política de antiguo emperador, déspota, mandaba asesinar pueblos enteros si un rumor llegaba a sus oídos que intentaban destronarlo.
Durante treinta años gozó de impunidad, hasta que enfermó, ya no encontraba placer en matar y siempre recordaba las palabras de Abil. Postrado, sólo y perdido en un mundo de tinieblas, lo sucedió en el poder su hijo mayor, que nunca compartió los métodos de su padre y al que el pueblo veneraba. Ese día gris y lluvioso había elegido el dueño de las almas terrenales para llevárselo.
La exhumación se realizo con los honores de un rey. Y mientras los siervos sostenían las sogas para bajar el féretro, una luz que encandilo a los presentes fue convirtiéndose lentamente en la imagen difusa de un ángel. El que sonrió esta vez fue Abil, que cercano al lugar pudo apreciar el milagro. Algunos huyeron despavoridos, otros se arrodillaron e inclinaron sus cabezas, agradeciendo. La esperanza renacía para un pueblo desolado.

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