martes, 6 de mayo de 2008

HOTEL SAINT GEORGE

Saint GeorgeEl hotel estaba semioculto en las montañas, su construcción en piedra semejaba a la de los antiguos castillos del medioevo. Había ido pasando por generaciones hasta su actual propietario que lo había modernizado en algunos sectores. Un amplio parque servía de estacionamiento, los ventanales del restaurante en la planta baja daban hacia allí. La puerta de entrada era rústica y con llamadores de hierro. Cinco escalones de mármol de Cerrara llevaban a un Hall donde cómodos sillonesy una mesa ratona con revistas decoraban la recepción. El escritorio diseñado por un prestigioso artista semejaba a un mostrador de bar. Un cuadro de Dalí, alfombras persas y un colgante con metales forjados formando figuras completaban el lugar, una ampulosa arcada comunicaba hacia la inmensa escalera que llevaba a los pisos superiores. Alfombrada en color colorado con broches dorados a los costados sus escalones eran anchos y resistentes.Una puerta corrediza comunicaba al salón comedor, pintado de un color crema hasta la mitad y desde allí hasta el zócalo, madera lustrada en tablas, mesas y sillas eran del mismo material. Manteles y servilletas de finísimos hilos eran utilizados para los comensales.Las cortinas eran de voile recogidas por un lazo hacia los costados y dos superpuestas en brocato que daban un aspecto de estilo y alcurnia. Una gran araña de cinc provista de caireles, cristales y numerosas lámparas colgaba del cielo raso .Cuadros con gruesos marcos dorados de pintores famosos prestigiaban las paredes. Roble de Eslabona en los pisos, que solo podía apreciarse en algún lugar desprovisto de alfombras. Inmediatamente la cocina, azulejada hasta el techo desde donde provenía un típico efluvio de comidas internacionales. Podía apreciarse una gran variedad de tamaños en cacerolas y sartenes de acero inoxidable, vajilla de porcelana inglesa y alemana, cubiertos y bandejas de plata. El brillo y la limpieza se apreciaban en las tres cocinas metálicas y en el horno a leña.Las habitaciones acusaban sobriedad y buen gusto, luminosas y ventiladas, todas poseían baño privado. Las Suite, amplias y costosas eran las reservadas por jefes de gobiernos, empresarios, actores, cantantes y escritores.Por su ubicación alejada de la ciudad y su distinción, el hotel Saint George (atendido por sus dueños) era el elegido por aquellos que pretendían descansar y pasar inadvertidos.

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