martes, 8 de junio de 2010

Tu silencio

Momentos compartidos,
tu imagen que subyuga.
Y el coqueteo inocente de mis gestos
No necesitas siquiera decir una palabra.
Tu cuerpo se enlaza con el mío,
en un ceremonial irracional.
Tus ojos me acarician,
en virtual desacato.
Y el desenfreno diabólico energiza
el sentimiento ardiente que nos une
Silencio enigmático que seduce
y arroja al abismo sin anuencia.
Y así transcurre el tiempo,
entre tu juego indescifrable
y mi temor de amarte sin reparo.
El mundo se detiene, esta vacío,
solo los dos alimentando el alma.
El humeante café nos embeleza
y el sortilegio altera,
nuestra vana rutina.
Y en cada encuentro fluye
la mágica poción que nos incita
a fusionar la carne hasta el delirio.
Melodía inconclusa,
esta que deleita nuestro oído,
a sabiendas, que es prohibido
querernos sin martirio.

Silvia N. Fabiani

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